Vashnevskaya
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No hace mucho mencioné un juego peculiar en otra reseña: Dungeon raiders. En ella hablaba de un juego cooperativo, pero a la vez competitivos, en el que haya un ganador, pero que los jugadores cooperen entre sí por pura necesidad. Y aquí está la reseña de ese, en mi opinión, pequeño, tonto, sencillo, y logrado juego de mesa.
¿Y por qué esos adjetivos? Pues porque, en mi opinión, lo es; y ojo que no estoy despreciandolo, en absoluto. Pero es que lo primero que salta a la vista en esta pequeña caja (como 12x15cm, hablamos de un envoltorio realmente compacto) es una estética cómica que entraría más bien en la definición de infantil. Es más, incluso aunque nos lo pinten como un juego con humor, es fácil encasillarlo como uno para niños, y apuntando a pequeños. Pero aunque sea para todos los públicos, no penséis que no lo disfrutaréis por ser demasiado infantil.
La mecánica es sencilla: el juego recrea una mazmorra mediante una serie de cartas de habitación colocadas boca abajo, en cinco niveles, y cinco habitaciones por nivel. A lo largo de cada nivel se irán revelando una a una las habitaciones y se mostrará un enemigo, trampa, o botín, y apostando una de las cinco cartas de nuestra mano, obtendremos un resultado u otro. Una vez todo el mundo ha propuesto su carta, se revelan todas a la vez, y según el valor de la que hayamos jugado, del 1 al 5, se obtendrá un beneficio, saltará una trampa, o se logrará derrotar o no al monstruo en función de la suma total. Una vez superadas todas las habitaciones se recuperarán las cartas jugadas y volveremos a tener un set en mano para el siguiente, así hasta atravesar los cinco niveles, y derrotar al monstruo final. Quien tenga más dinero al final del juego, o siga vivo, gana la partida.
Sencillo, pero no simple. Para derrotar a cada monstruo, como he dicho, hay que superar una cifra mínima entre todos, y de no alcanzarla, quienes hubiesen aportado las cartas más bajas perderán algunos puntos de vida por el encuentro. Al no reponerse las cartas hasta el final del nivel, habrá que apostar pensando en reservar cifras para las salas que aún faltan, y recordando qué han jugado los demás, ya que en ocasiones habrá monstruos que no se puedan derrotar porque la suma entre todos no llegue al mínimo requerido, pero eso no significa que nuestra carta vaya a ser la más baja, y por tanto sufrir las repercusiones de jugar un número pequeño. Además, las salas con trampas tienen un efecto variable, y una carta alta no nos asegura salvarnos, sino a menudo desatar un efecto que con algunos números concretos puede ser devastador, especialmente para quienes mejor vayan hasta el momento en la partida. A esto se le añaden algunas cartas especiales para ojear habitaciones que están por venir, poder saber de antemano qué van a apostar los demás, o asegurarnos un buen resultado en un combate o botín, y también salas donde en función de la carta gastada podremos "comprar" algunas de esas cartas especiales u objetos para reponernos.
Todo en su conjunto conforma un juego fácil de entender, pero con entresijos. Cooperación necesaria por nuestro propio bien, apuestas, recuento de cartas, y especulación sobre lo que otros apostarán y lo que está por venir, le da su gracia al juego. Un juego de relleno, ni muy largo ni corto, con su toque de malicia, con su pizca de profundidad a pesar de que su aspecto sugiera lo contrario, y todo por un precio muy muy bajo, rondando de 12 a 15€ según la edición.
Totalmente recomendado para quienes busquen un filler con algo de estrategia, barato, simpático, y de ambientación mazmorrera. Si os gusta este mundillo y aún no lo tenéis, ¡recordad su titulo la próxima vez que busquéis algo para cubrir esos pequeños huecos que surgen en las quedadas frikis!
Puedes ver la entrada completa, con imágenes, y muchas más, aquí:
http://ravenscourtabbey.blogspot.com/2018/09/juegos-de-mesa-dungeon-raiders.html
¿Y por qué esos adjetivos? Pues porque, en mi opinión, lo es; y ojo que no estoy despreciandolo, en absoluto. Pero es que lo primero que salta a la vista en esta pequeña caja (como 12x15cm, hablamos de un envoltorio realmente compacto) es una estética cómica que entraría más bien en la definición de infantil. Es más, incluso aunque nos lo pinten como un juego con humor, es fácil encasillarlo como uno para niños, y apuntando a pequeños. Pero aunque sea para todos los públicos, no penséis que no lo disfrutaréis por ser demasiado infantil.
La mecánica es sencilla: el juego recrea una mazmorra mediante una serie de cartas de habitación colocadas boca abajo, en cinco niveles, y cinco habitaciones por nivel. A lo largo de cada nivel se irán revelando una a una las habitaciones y se mostrará un enemigo, trampa, o botín, y apostando una de las cinco cartas de nuestra mano, obtendremos un resultado u otro. Una vez todo el mundo ha propuesto su carta, se revelan todas a la vez, y según el valor de la que hayamos jugado, del 1 al 5, se obtendrá un beneficio, saltará una trampa, o se logrará derrotar o no al monstruo en función de la suma total. Una vez superadas todas las habitaciones se recuperarán las cartas jugadas y volveremos a tener un set en mano para el siguiente, así hasta atravesar los cinco niveles, y derrotar al monstruo final. Quien tenga más dinero al final del juego, o siga vivo, gana la partida.
Sencillo, pero no simple. Para derrotar a cada monstruo, como he dicho, hay que superar una cifra mínima entre todos, y de no alcanzarla, quienes hubiesen aportado las cartas más bajas perderán algunos puntos de vida por el encuentro. Al no reponerse las cartas hasta el final del nivel, habrá que apostar pensando en reservar cifras para las salas que aún faltan, y recordando qué han jugado los demás, ya que en ocasiones habrá monstruos que no se puedan derrotar porque la suma entre todos no llegue al mínimo requerido, pero eso no significa que nuestra carta vaya a ser la más baja, y por tanto sufrir las repercusiones de jugar un número pequeño. Además, las salas con trampas tienen un efecto variable, y una carta alta no nos asegura salvarnos, sino a menudo desatar un efecto que con algunos números concretos puede ser devastador, especialmente para quienes mejor vayan hasta el momento en la partida. A esto se le añaden algunas cartas especiales para ojear habitaciones que están por venir, poder saber de antemano qué van a apostar los demás, o asegurarnos un buen resultado en un combate o botín, y también salas donde en función de la carta gastada podremos "comprar" algunas de esas cartas especiales u objetos para reponernos.
Todo en su conjunto conforma un juego fácil de entender, pero con entresijos. Cooperación necesaria por nuestro propio bien, apuestas, recuento de cartas, y especulación sobre lo que otros apostarán y lo que está por venir, le da su gracia al juego. Un juego de relleno, ni muy largo ni corto, con su toque de malicia, con su pizca de profundidad a pesar de que su aspecto sugiera lo contrario, y todo por un precio muy muy bajo, rondando de 12 a 15€ según la edición.
Totalmente recomendado para quienes busquen un filler con algo de estrategia, barato, simpático, y de ambientación mazmorrera. Si os gusta este mundillo y aún no lo tenéis, ¡recordad su titulo la próxima vez que busquéis algo para cubrir esos pequeños huecos que surgen en las quedadas frikis!
Puedes ver la entrada completa, con imágenes, y muchas más, aquí:
http://ravenscourtabbey.blogspot.com/2018/09/juegos-de-mesa-dungeon-raiders.html